“Te copamos Río. Brazuca te querés morir”, grita desaforado Marcos Alburquerque, tucumano que desde hace varios años está radicado en Córdoba y que fue uno de los miles de argentinos que llegó a Brasil a alentar a la Selección.
Los cariocas sabían que los “hermanos” llegarían a su ciudad, pero jamás se imaginaron que se adueñarían de ella. Ayer en la ciudad había miles de argentinos, pero el arribo de fanáticos fue incesante desde la madrugada.
“Nunca hemos visto una cosa así en el Mundial. Estamos enloquecidos, espero que todo se desarrolle con normalidad”, dice Sandra Espeche, cordobesa que desde hace 10 años vive en esta ciudad.
Como nunca antes había pasado, Copacabana soporta una invasión que casi no tiene antecedente en esta ciudad. A las 9.30 la fila para ingresar al fan fest –lugar donde se instala una pantalla gigante y se brindan espectáculos- superaba las seis cuadras. Los organizadores ya sabían que esa cantidad de público era suficiente para llenar el sitio y obligar a cerrar las puertas. Los argentinos, ante este panorama, ya se habían acercado a la zona donde hay otra pantalla gigante, pero en este caso, sin sonido.
Cerca de las 11, por cuestiones de seguridad, la avenida Atlántica fue cerrada para el tráfico vehicular. Las autoridades brasileñas lo hicieron para que los argentinos dejaran de intentar encontrar estacionamiento de sus vehículos. La mayoría, cerca del mediodía, lo debía dejar a unas 40 cuadras del fan fest.
Los baños que están en los diferentes balnearios de la zona, colapsaron por la cantidad de personas que lo utilizaron en los últimos días. Por ese motivo, por varios sectores de la playa se podían percibir con facilidad el olor a cloacas.